Miedos, deseos, represión, muchísimo autocontrol, envidia, rencor, inseguridad, resentimientos, pereza, en fin.. He vivido con estos demonios por muchos años y ahora mismo, estoy segura de que en mi vida no los quiero, nadie los quiere, es verdad..
Hay tantas cuestiones que inundan mi mente y mi corazón... El punto es que ya no quiero complicarme la vida dejando que la oscuridad me asfixie, soy consciente de que nuestros demonios siempre estarán allí, vamos a donde vamos, lo cierto es que no podemos escapar de ellos... Ellos, son parte de nosotros, es verdad. Sólo que ahora, puedo ver con claridad, que cada que intentan asfixiarme, haciendo que me cuestione el camino que decidí tomar, voy a abrazarlos, reconocerlos, aceptarlos. Y sólo así y nada más que así se disuelven y muchas veces, aunque no quieran admitirlo, se vuelven mis mayores aliados, porque el amor les aterra.
"Sólo el amor nos salvará", dicen. El amor, mucho se ha escrito sobre el, pero lo cierto es que las palabras nunca llegan a plasmar su esencia. Sólo puede sentirse y es tan acogedor, todavía no logro entender cómo es que pasamos la vida intentando escapar de su calor, sintiéndonos indignos y desmerecidos de regocijarnos en su envolvente y cálida paz, pero, ¿saben una cosa? Siempre está dentro, es esa chispa de luz en medio de las sombras. Hay que ser valientes para no evadir la mirada, hay que ser valiente para reconocer que siempre estuvo ahí, que no es algo externo, ni mucho menos, que de nada sirve intentar buscarlo en personas o cosas... Que siempre estuvo dentro, y ahora, una vez que lo reconozcas y dejes de evitar mirar esa chispa brillante de luz, seas valiente y la abraces y por fin, sólo de esa forma se expandirá, y cada vez se hará mas fuerte y radiante, ese fuego de tu corazón, tienes que alimentarlo constantemente, mantenerlo vivo y para eso, pienso que debemos compartirlo. Te mueves por la vida y tu fuego interior es tan potente que puede iluminar corazones y destinos, es la única forma... Entendiendo finalmente que no existe diferencia alguna entre tú y el otro, los otros, tu entorno... Que sí, hay muchísimos colores, pero sólo tú y nadie más que tú tiene el poder de engrandecer el que más quieras y aunque a veces todo parezca muy confuso y así será, muchas, muchas veces, porque somos humanos, somos blandos.. Debemos recordar que estamos en este mundo con un propósito espiritual, y ese siempre, siempre, ha sido, ser luz.